Traslados y fines de semana
Al final me he hecho un blog aquí, aunque conservaré mi actual blog en livejournal, ¡es que me da pena! especialmente la crónica de mis vacaciones.
Ahora mismo estoy en el trabajo, esperando que a las 20:00 se acabe mi jornada y por fin pueda despedirme un par de días de este antro... mi estrés aumenta por momentos, ya no hay hammam que cure esto y hasta me he traído el dado de 20 caras de peluche que tenía colgado en la pared de mi habitación para poder estrujar algo cuando me entra la mala ostia (que es demasiado a menudo, más o menos cada dos llamadas) porque el otro día casi agredo a algún compañero, y eso sería tirar piedras a nuestro propio tejado, como diría mi jefa. Luego están los raritos, que no saben yo creo ni a donde están llamando, y los salidos, esos por lo menos son divertidos. Por lo menos en este trabajo hay buen ambiente, que sino...
Y pasando a otra cosa, la verdad es que tendría que hacer una crónica de mi fin de semana ahora que tengo más tranquilidad, pero no quiero extenderme en detalles, que empiezo y no paro:
La cosa fue así, resumidita, cogimos el tren, tomamos un baño, me compré un edredón con mangas, cenamos en un chino guarro donde se comía estupendamente pese a parecer el típico bar de viejos y estar ubicado en una especie de inframundo en el parking de la Plaza de España. Luego bebí demasiado, entre otras cosas chupitos de Absolut con una gota de granadina, tequila con lima en vaso largo y gore, como no, en el Toke´s.
Al día siguiente comimos en un MacDonald´s y luego quemamos las calorías paseando por el Palacio Real y yendo hasta el templo de Keops, donde había muchos egiptos (la falta de horas de sueño nos hacía derrapar, cerebralmente hablando, claro). Por la noche vinieron Sara y David (de verdad que no entiendo porque le llaman el gordo, sería como llamarme a mí la flaca...) y salimos por ahi (por ahí es lo correcto porque estuvimos en muchos sitios, o si fueron pocos a mi me parecieron muchos y aunque recuerdo las cosas con exactitud, una neblina como si en realidad lo hubiese soñado todo es la tónica de la noche) y ahora viene lo mejor: apenas bebí. En realidad bailé... y sí, inexplicablemente el cuerpo se me movía como si tuviera voluntad propia (la mía se ha negado a bailar toda la vida...) ¡a ver si va a ser la polución de Madrid la que me afecta!
Conclusiones del fin de semana:
-Los sofás del ikea son cómodos.
-Los dedos duelen cuando te los pillan (e insisten porque la puerta no se cierra, a pesar de tus gritos, empujando más fuerte).
-No todas las bebidas con tequila están malas.
-El despotricar de tu trabajo con compañeros del gremio en otras empresas es muy desestresante, y da ánimos (que no animosidad, eso ya lo tenemos, por lo menos para con los clientes).
-Los restaurantes más horrendos y suburbiales pueden ser los que sirvan la mejor comida.
Ahora mismo estoy en el trabajo, esperando que a las 20:00 se acabe mi jornada y por fin pueda despedirme un par de días de este antro... mi estrés aumenta por momentos, ya no hay hammam que cure esto y hasta me he traído el dado de 20 caras de peluche que tenía colgado en la pared de mi habitación para poder estrujar algo cuando me entra la mala ostia (que es demasiado a menudo, más o menos cada dos llamadas) porque el otro día casi agredo a algún compañero, y eso sería tirar piedras a nuestro propio tejado, como diría mi jefa. Luego están los raritos, que no saben yo creo ni a donde están llamando, y los salidos, esos por lo menos son divertidos. Por lo menos en este trabajo hay buen ambiente, que sino...
Y pasando a otra cosa, la verdad es que tendría que hacer una crónica de mi fin de semana ahora que tengo más tranquilidad, pero no quiero extenderme en detalles, que empiezo y no paro:
La cosa fue así, resumidita, cogimos el tren, tomamos un baño, me compré un edredón con mangas, cenamos en un chino guarro donde se comía estupendamente pese a parecer el típico bar de viejos y estar ubicado en una especie de inframundo en el parking de la Plaza de España. Luego bebí demasiado, entre otras cosas chupitos de Absolut con una gota de granadina, tequila con lima en vaso largo y gore, como no, en el Toke´s.
Al día siguiente comimos en un MacDonald´s y luego quemamos las calorías paseando por el Palacio Real y yendo hasta el templo de Keops, donde había muchos egiptos (la falta de horas de sueño nos hacía derrapar, cerebralmente hablando, claro). Por la noche vinieron Sara y David (de verdad que no entiendo porque le llaman el gordo, sería como llamarme a mí la flaca...) y salimos por ahi (por ahí es lo correcto porque estuvimos en muchos sitios, o si fueron pocos a mi me parecieron muchos y aunque recuerdo las cosas con exactitud, una neblina como si en realidad lo hubiese soñado todo es la tónica de la noche) y ahora viene lo mejor: apenas bebí. En realidad bailé... y sí, inexplicablemente el cuerpo se me movía como si tuviera voluntad propia (la mía se ha negado a bailar toda la vida...) ¡a ver si va a ser la polución de Madrid la que me afecta!
Conclusiones del fin de semana:
-Los sofás del ikea son cómodos.
-Los dedos duelen cuando te los pillan (e insisten porque la puerta no se cierra, a pesar de tus gritos, empujando más fuerte).
-No todas las bebidas con tequila están malas.
-El despotricar de tu trabajo con compañeros del gremio en otras empresas es muy desestresante, y da ánimos (que no animosidad, eso ya lo tenemos, por lo menos para con los clientes).
-Los restaurantes más horrendos y suburbiales pueden ser los que sirvan la mejor comida.
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