Comieron perdices y no fueron felices...
No sé qué pensar... ni como expresarlo. Parece que cuanto más necesitas hablar de algo menos salen las palabras adecuadas. Eso me enfada. Y también parece que de repente, no queda nadie que te esté escuchando, cuando normalmente estás siempre rodeada de personas.
Pero lo peor es sentirte mal por alguien que se siente mal (ooooole yo y mis expresiones) y al que no puedes apoyar, porque tu ayuda ha pasado a ser insuficiente, dada la gravedad del problema. Valora que estés a su lado, valora que le escuches, pero no puedes hacer nada más que escuchar, y esperar, impotente, a que todo pase. Porque yo siempre digo que todo pasa, para mal o para bien. Es mi forma de ser, tiendo a ser optimista dadas las circunstancias de mi vida, que por cierto últimamente no son tan malas, el año 2004 me dejo muchas alegrías que espero conservar en 2005.
Y volviendo al tema, esa imposibilidad de hacer nada me pide a gritos un desahogo. Asi que lo plantearé como un cuento, que es lo mío:
¿Qué pasaría si después de comer perdices no fueran felices? ¿Qué pasaría si aquel cuento de hadas no fuera lo que pensaban? Cuando las cosas se terminan, aunque duela, es mejor acabarlas del todo.
Eso en más de una ocasión y por no callarme me ha hecho quedar como si fuera la bruja del cuento. He intentado hacerlo de manera diplomática pero cuando se me calienta la cabeza lo hago sin pensar en que igual no he utilizado las palabras adecuadas. O incluso he utilizado algunas que han herido sensibilidades. Por suerte ni soy la bruja del cuento ni la princesa, que era a quien iban dirigidas, quiso malinterpretarlas. De todas formas me arrepiento igual de haberlas dicho, (y eso que alguien ajeno a todo esto ya me advirtió que me callara) creo que la perona interesada sabrá entenderlo. De lo que no me arrepentiré nunca es de pensar como lo he hecho sobre esta relación que no termina de cortarse por lo sano.
Y si por mí fuera esto se habría terminado hace tiempo. Siempre he sido en cierto modo la "envidia" de esta princesa de la boca de fresa porque ella decía que quería ser fuerte y tajante como yo para poner las cosas en su sitio... yo siempre me sentía cohibida porque si hay alguien cobarde esa soy yo. No he sido valiente en toda mi vida, lo más, creo, he sacado fuerzas de flaqueza bastantes veces, porque me ha tocado hacerlo, pero me asusta el mañana y lo que pueda traerme tanto o más que a ella.
Lo que pasa es que no se trata del todo de mí, sino de que no puedo gritarle a la persona que ha provocado todo esto que salga de su mente y que la deje bordar y tocar el arpa en paz en su Torre de Cristal.
Qué mal me hacen sentir estas cosas.
Pero lo peor es sentirte mal por alguien que se siente mal (ooooole yo y mis expresiones) y al que no puedes apoyar, porque tu ayuda ha pasado a ser insuficiente, dada la gravedad del problema. Valora que estés a su lado, valora que le escuches, pero no puedes hacer nada más que escuchar, y esperar, impotente, a que todo pase. Porque yo siempre digo que todo pasa, para mal o para bien. Es mi forma de ser, tiendo a ser optimista dadas las circunstancias de mi vida, que por cierto últimamente no son tan malas, el año 2004 me dejo muchas alegrías que espero conservar en 2005.
Y volviendo al tema, esa imposibilidad de hacer nada me pide a gritos un desahogo. Asi que lo plantearé como un cuento, que es lo mío:
¿Qué pasaría si después de comer perdices no fueran felices? ¿Qué pasaría si aquel cuento de hadas no fuera lo que pensaban? Cuando las cosas se terminan, aunque duela, es mejor acabarlas del todo.
Eso en más de una ocasión y por no callarme me ha hecho quedar como si fuera la bruja del cuento. He intentado hacerlo de manera diplomática pero cuando se me calienta la cabeza lo hago sin pensar en que igual no he utilizado las palabras adecuadas. O incluso he utilizado algunas que han herido sensibilidades. Por suerte ni soy la bruja del cuento ni la princesa, que era a quien iban dirigidas, quiso malinterpretarlas. De todas formas me arrepiento igual de haberlas dicho, (y eso que alguien ajeno a todo esto ya me advirtió que me callara) creo que la perona interesada sabrá entenderlo. De lo que no me arrepentiré nunca es de pensar como lo he hecho sobre esta relación que no termina de cortarse por lo sano.
Y si por mí fuera esto se habría terminado hace tiempo. Siempre he sido en cierto modo la "envidia" de esta princesa de la boca de fresa porque ella decía que quería ser fuerte y tajante como yo para poner las cosas en su sitio... yo siempre me sentía cohibida porque si hay alguien cobarde esa soy yo. No he sido valiente en toda mi vida, lo más, creo, he sacado fuerzas de flaqueza bastantes veces, porque me ha tocado hacerlo, pero me asusta el mañana y lo que pueda traerme tanto o más que a ella.
Lo que pasa es que no se trata del todo de mí, sino de que no puedo gritarle a la persona que ha provocado todo esto que salga de su mente y que la deje bordar y tocar el arpa en paz en su Torre de Cristal.
Qué mal me hacen sentir estas cosas.
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