miércoles, octubre 11, 2006

Una historia sobre cine (o lo que pasa después)

El otro día al salir del cine comentaba con una chica muy maja que me presentaron que las necesidades fisiológicas después de beber y beber en el cine viendo una película pueden ser peligrosas y ella me daba la razón. Ahí os dejo un ejemplo de lo que nos pasó a unos amigos y a mi una noche de cine: (Es largo, aviso!)

Surrealismo de una noche de invierno

¿Quién me iba a decir a mí que el Nestea de garrafón me iba a sentar tan mal? Si es que ya no le dan a una ni los refrescos de calidad.

Todo empezó cuando a Raz se le ocurrió la idea de ir al cine. Es una idea que pasa a menudo por la mente de Raz, pero aquel fin de semana que se presentaba como tranquilo, de sesión de cine y a casa, se convirtió en una aventura algo surrealista. Y de paso, la pelicula de geishas que fuimos a ver se transformó en una de zombies.

Aquella noche Arien salió de trabajar y cogimos el metro camino a un conocido centro comercial de Madrid, para ir a ver Memorias de una Geisha a esas sesiones golfas que en Pamplona sólo tienen algunos cines y que en Madrid hacen que la gocemos cuando no queremos ir a los bares de marcha.

Cuando llegamos alli pedimos un combo con un cubo enorme de palomitas de maiz y refrescos de esos que te sirven con el surtidor. Para mi sorpresa (es que soy de Pamplona, comprendedlo) tenian nestea de surtidor, así que pedí un vaso graaaaaaaaaaaaaaaaaaaaande para que me durara toda la pelicula. Con gran contento y alegría y tras que nos hicieran esperar fuera de la sala hasta que salio todo el mundo, con lo que me bebi medio vaso de nestea antes de entrar, pasamos a ver la pelicula, que me encanto por cierto, y cuando terminó salimos de la sala. Lo normal cuando uno va al cine. Qué voy a contaros que no sepáis.

Al salir sentí una fuerte necesidad de esas que nos surgen cuando bebemos gran cantidad de líquido... vamos, que me meaba como una descosida, y salimos en busca de los baños del cerrado centro comercial. Que por supuesto estaban cerrados. Una banda de esas nefastas que se supone te impiden pasar estaba cerrándonos el paso por ese pasillo, como si lo que hubiera al otro lado fuese una pieza de museo. Nos dimos la vuelta para buscar otros baños y aunque en los carteles indicadores aquellos de "usted está aquí" aparecían aseos en el piso superior, ahi no había más que un borracho tumbado todo lo largo que era en una escalera, con un movil en la mano, y dos guardias de seguridad que hacían la ronda por el centro.

Les preguntamos educadamente si había otros baños, y nos respondieron que debería haberlos y que sino en el parking los habría. No nos dieron mas indicaciones y más bien parecía que nos dejaban para que nos buscáramos la vida.

Cuando por fin nos cansamos de buscar en el piso superior, que mucho restaurante, mucha tienda, mucha trastienda y puerta s de servicio pero poco baño, una servidora ya estaba que nos e aguantaba más. Incluso no sólo lo pensésino que en nuestro segundo encuentro con la "ronda" lo dije bien clarito: o me indicaban donde había un aseo o pillaba la primera jardinera que viera y les regaba la planta.

Por fin acabamos encaminando nuestros pasos al parking ya que parecía el unico sitio donde había algún aseo utilizable. La necesidad empezó a hacerse general y ya urgía encontrarlos. Llegamos a la cabina de control donde una amable señorita nos indico de manera clara y concisa donde estaban los aseos... "Creo que por allí... más alla de la zona azul y casi donde empieza la bajada a las plantas inferiores..." le faltó decir "pòr ahi por donde empieza el arco iris" o "sigan el camino de baldosas amarillas y en algun momento de la noche llegarán a un water!!!!".
Total que cuando llegamos a la zona azul vimos varias puertas pero ninguna tenía ningun indicador y no se abrían. Junto a la cuesta había una que estaba cerrada pero un poco floja. Intenté abrirla pero el resto (es decir, la pared) no parecía muy estable porque se movía también, con lo que Arien me pidió que no siguiera empujando con todas mis fuerzas no sea que desmontáramos parte del chiringuito. Y es que , ¿para que puñetas meten una pared de escayola, pladur, o lo que quiera que fuese eso en un parking, con una puerta que cierra mal?
Mientras Raz había bajado por la cuesta y no había visto nada. Al subir dimos con una puerta que estaba sospechosamente mal situada: en una pared que a menos de un metro detrás, daba a la cuesta de subida a la planta donde nos encontramos... ¡un armario sería más profundo!. Pero no, no era el baño, y no empujamos por si se caía la pared.
Seguimos adelante ya los tres con ganas de ir al baño después de tanta vuelta y acordándonos de las jardineras suculentas del piso de arriba, cuando por fin vemos una puerta ancha, metida en un recoveco de la pared del parking y que tenía dos indicadores con una muñequita que indicaba señoras y otra que indicaba minusválidos. Pasé primero ya que había sido más que cortés aguantándome tantísimo rato, u fue cuando lo ví cual señal del destino... ¡una puta lata de nestea vacía encima del lavabo!. Meé, salí, entró Arien, salió, y entonces vimos a Raz junto a un altavoz de la megafonía del parking escuchando atentamente algo que se supone que debía oirse de fondo pero lo escuchaba el cuello de su camisa. Y cuando nos acercamos oímos lo que parecia el estribillo de una canción: "eres más complicada que montar un mueble de Ikea" . Raz optó por entrar al baño también porque iba a ser una noche muuuuuuuuuuuuuuuuuuuy larga. Y todavía con la cara de asombro y mientras nos partíamos de risa por lo extraño de la situación, al salir lo único que nos dijo fue que el baño estaba mal diseñado.
Y es que, ¿como hacen un baño tan grande, tan adaptado a los minusválidos... y sólo se les ocurre poner el dispensador de papel a más de un metro de las taza?
Al salir de allí ya nada podía sorprendernos... o sí: cuando atravesamos las puertas de salida del parking vimos que a modo de barricada, los contenedores bloqueaban las escaleras mecánicas paradas, las luces estaban apagadas (la mayoría) y el centro estaba desierto. Lo que nos faltaba... ¿y ahora cuando salen los zombies?

2 Comments:

Anonymous Anónimo anotó...

Llevo poco tiempo en esto de los blogs y quería decirte que en particular el tuyo me encanta. Me haces reir, indignarme y llorar. Con decirte que mientras leía tu último post tuve que hacer un stop y visitar el W.C como señal de protesta y solidaridad a tu causa. Un abrazo.

9:51 p. m.  
Blogger Mornore anotó...

Todavía pienso que debería haber meado en la jardinera del centro comercial... enfin, eso me pasa por ser civilizada. hasta que un día me cabree. Y falta poco para eso que sino me saldrá la úlcera.

4:53 p. m.  

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