Un sábado por la mañana como otro cualquiera

Da la casualidad de que me ha tocado trabajar después de una laaaarga noche. Me he levantado con mal cuerpo y con pocas ganas de día de hoy: trabajar, clase de baile, cena y no sé qué más, película o bares o no sé. Parece como si una especie de tedio me hubiera invadido. Supongo que se deberá a que estoy cansada. Nada más.

Parece que sí que va a ir bastante gente a los encuentros rúnicos, por lo menos se presentan entretenidos, este año no sabía si ir o no, pero los amigos de Rentería me reclaman después de ocho meses de ausencia, casi no han tenido noticias mías desde entonces... me parecía mal no acudir.

Pero bueno, voy a tomarme mi té y cambiar de tema que ya empieza a ser monótono, y casi como que mejor me callo, como diría Eowyn.

Le doy un sorbo a la taza de té... intenso el aroma a humo, a madera quemada. Delicioso, por si a alguien le interesa, es un té que me ha llamado la atención poderosamente: lapsang souchong. De Formosa, el fuerte. Sin azúcar y cargado, la medida me la salto a la torera cuando se trata de cargar el té. Sí, también en eso soy mujer de excesos. ;)

Y ahora me faltaría la pipa y ya estaría feliz en la oficina. A pesar de la falta de sueño. Nota mental: deja el red bull, ya. Se supone que no debes tomar cosas que te pongan nerviosa... Respuesta: ¿quién ha dicho que me ponga nerviosa el Red bull o el burn, o siquiera el café o el té? hay otras cosas, y sobre todo, hay otras personas que me ponen mucho más nerviosa y que sí que deberían estar contraindicadas.

Nota mental 2: debes hacer test de autoescuela, no leer el mabinogion. Respuesta: hoy no haré ninguna de las dos cosas porque las dos me provocarían una irremediable somnolencia. Y el carnet de conducir me lo tengo que sacar ya. Asi que esta noche poca juerga, mañana hay que recuperar lo que no haga hoy. Lo que más me fastidia es que si lo digo lo hago. Realmente yo, que siempre he sido vaga, por lo visto he entrado en una dinámica de trabajo que no me la creo ni yo. En fin, no se puede ser así, me encantaría dejar para mañana lo que puedo hacer hoy (ciñéndome al dicho, en realidad lo he hecho) como hacía antaño.

Y ahora empiezan a llamar y ya no puedo dedicarme a divagar. Ya volveré cuando me dejen.